jueves, 7 de junio de 2007

CAPÍTULO 4. DONDE SE DA UN ENCUENTRO POCO O NADA AGRADABLE

*Hasta ahora:

Tras refugiarse de la tormenta, Timoteo abre el huevo de hierro. Dentro hay una estatuilla formada por piezas metálicas. Pero la inspección se ve interrumpida por la llegada de otro barco y sus tripulantes, lo que impulsa a Timoteo a esconder la figura. Esa noche despierta a punto de evitar su robo por parte del viejo de la cabaña.


«Me recuerda a un dragón. Claro que nunca he visto ninguno… Pero si hubiera visto uno seguro que me lo recordaba, tiene las alas y los cuernos aunque pequeñitos. Y la mirada. Esa mirada… ¿Son rubíes? Los rubíes son raros por aquí. Podríamos sacar un buen precio por ellos, si conseguimos arrancárselos, claro. ¿Tú crees que podríamos? Parece duro. Seguro que resiste un cincel. Será como un diamante. De duro, digo». Y así continuaba. Y podía estar mucho rato así. Había que tener en cuenta que lo único que podía hacer era hablar, encerrada como estaba. Y después de la noche que había pasado no le molestaba. De hecho se había descubierto escuchando las peregrinas elucubraciones de la insidiosa mentecilla que escondía la madera.

Hijo de la pasada tormenta, el céfiro soplaba con fuerza y henchía la vela propulsando al Míle velozmente, colorida flecha surcando el cielo. La figurilla, el dragón según la sílfide, estaba a los pies de Timoteo que le echaba repetidos vistazos disfrutando de ver su pulida superficie brillar a la luz del Sol casi dando la impresión de que estaba vivo y se iba a desperezar de un momento a otro. Mientras sus pensamientos se entremezclaban con la vocecilla proveniente del mascarón de proa, cosía una nueva capa de plumas que esperaba poder vender en el mercado del pueblo próximo y, con sus compañeras, recuerdos de águilas reinas del cielo que ahora cubrirían los hombros de acomodados ciudadanos, paliar sobradamente su escaso sueldo. Especialmente en este viaje en el que la tinaja perdida sería pagada de su propio bolsillo. Lanzó un suspiro tan hondo que casi se le escapa el alma.

Cruzaban terreno abierto. Sabía que atrás, aún visible pero cada vez más lejos, el barco de Fae cubría la misma ruta. Llevaba retraso pero llegaría con suficiente tiempo. El Míle era el barco más rápido de la flota y estaba orgulloso de ser su capitán.

«… Y podríamos darle una mano de brea. Bueno, se la darías tú, yo no puedo. Y ya de paso tú también necesitas una sesión de arreglo, comprarte un poco de ropa y arreglarte ese matojo que llamas pelo, porque estás hecho un adefesio…» Ella a lo suyo. Pronto estarían en el pueblo, ya se veían las casas y el puerto flotante.

٭ ٭ ٭

Por allí no había árboles así que las plataformas estaban alzadas mediante globos aerostáticos anclados y estaban conectadas con puentes colgantes, y se subía y bajaba por unas escalas, y había unos elevadores por poleas para subir y bajar la carga.

Unos funcionarios esperaban al Míle en su muelle asignado por el oficial del puerto. Sobrios y con caras largas y feas como un viejo pico de cantera ya gastado, estaban más serios que los habituales chupatintas de las aduanas. Timoteo verificó la lista de carga, la documentación del barco y la suya propia; era evidente que estos burócratas no tenían el más mínimo sentido del humor.

«¡Otra vez por aquí! Ayúdame con ese cabo», y entre el espectro y él amarraron el Míle. Un murmullo, algo así como «tráeme algo bonito», le llegó desde el mascarón de proa mientras bajaba del barco. El espectro y la sílfide cuidarían de su nave. Ahora tenía que atender el papeleo habitual de aduanas y luego los negocios. Era la parte que menos le gustaba.

«Capitán del Míle», eso no era una pregunta así que no contestó. Ni siquiera miraron sus credenciales, lo precedieron hasta una oficina a las afueras del puerto. Allí lo esperaban otro funcionario, de mayor rango por sus vestiduras, y dos guardias, con su cinta blanca a la cabeza y los bastones largos y sólidos bien entrenados en los lomos de desafortunados cuatreros. La garganta se le secó de inmediato y se irritó tratando de tragar el bolo pastoso que se le había formado bajo la lengua. «Legalmente pertenece a la compañía de transportes y correos del senador Eban Ilardi durante ocho meses más. Todo lo que tenga es nuestro. ¿De acuerdo?». «Estáis en lo cierto, señor». Los funcionarios de aduanas los habían dejado solos. «El capitán Fae nos ha informado de que tiene usted en su posesión un objeto insólito, robado según parece en la última posta antes de este pueblo». Timoteo no pudo por menos que admirarse ante la rapidez de la transmisión de la información puesto que ni con palomas mensajeras hubiera podido ser tan veloz, y también en el hecho de que fuera Fae quien informara del supuesto robo. «No esperamos que gente como usted se comporte legalmente pero nos interesa mucho ese objeto. El huevo que lo contenía es de gran interés y el senador Ilardi es un reconocido coleccionista de objetos de otros planetas. Quiere presentar un informe ante el Senado». «No sé de qué me habláis, señor». «Está bien, encerradlo. Registraremos su barco».

¿Qué es lo que le había impulsado a contestar así a un funcionario de la compañía? Esa pregunta ocupó sus pensamientos mientras lo llevaban a un pequeño calabozo de piedra bajo las plataformas flotantes del puerto y lo dejaban allí, solo. Sólo tenía que haber dicho dónde escondía la figurilla y no habría tenido ningún problema. Problemas… Llevaba intentando evitarlos cuatro meses. Como período de tranquilidad no había estado mal. «Espero que tengas alguna idea para sacarme de aquí, agorero», le gruñó al espectro. «¿Volvemos a las andadas?». «¿Nos queda otra opción?».

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola que tal.
Acabo de leer el 4º cqpitulo, se va poniendo interesante la cosa, espero que haya un gran misterio y se quede la cosa emocionante, espero leer con ganas ya el 5º capitulo.
saludos.
pd/ a ver si se anima la gente a escribir algun comentario

Anónimo dijo...

Hola, el eco de este bloc tan solitario rebota por todas las paredes de mi pantalla.
Habia pensado en la historia del espectro que podia ser que esta aun en la tierra por algo que aun tiene que resolver, algun asunto importante que tubo en vida y que juro no descansar hasta conseguirlo, asi que tu como eres la mente pensante de esto seguro que se te ocurre alguna cosa buena. Tambien habia pensado en la historia del viejo, podia ser que años atras era la persona mas amable, buena y que lo daba todo por los demas, pero despues de varios desengaños por la gemte se habia vuelto ruin y malo aunque se que al final de la historia volvera a ser como antes.