miércoles, 30 de abril de 2008

CAPÍTULO 26. UN NUEVO CAMINO


*Hasta ahora:

El oficial Erm Liu-d’ah tiene que infiltrarse en un búnker enemigo para cumplir su misión. Pero lo que parecía un trabajo fácil se complica cuando es descubierto. Los soldados lo acorralan y Erm utiliza a los prisioneros para despistar a sus perseguidores aunque sabe que los envía a una muerte segura.


Entrada 19: hora de Ágata; tercio creciente; sección novena.

Lista de problemas:

Salir de aquí.

En éste incluyo que cuando encuentren y maten a los prisioneros sabrán que falta uno. Les he disparado, ellos no llevan armas. Deducción lógica: falta alguien. Ese alguien soy yo.

También que estoy vacío. Sin munición.

No sé qué voy a decir en los informes.

Y llevo ya muchas horas con la armadura del simbionte coralino y sin comer nada.

Nota: entrada privada. Código: Renacimiento.


Entrada 21: hora de Ágata; tercio creciente; sección decimoquinta.

Elevadores bloqueados. Escaleras vigiladas.

Si no hay salida, hazte tú la propia. Piso quinto y hay aire fresco. Cañerías en la parte superior del corredor. Detrás de una tubería, una trampilla.

El dolor de arrancarme el yelmo de la armadura se compensa con el suave roce de la brisa que escapa por la trampilla. Tomo nota: el simbionte se resiste cada vez con más fuerza a la separación.

El aire sólo viene de un sitio. Arriba. Y arriba significa fuera.

Quitar la tapa de la trampilla sin hacer ruido es difícil. Condenadamente difícil. Sudo. Aprieto los dientes y los dedos parece que son de otro. Tengo un tic en el antebrazo, me tiembla cada poco. Una gota de sudor me cae en el ojo y pica como mil demonios.

Estoy flojo. Me tomo mi último complemento vitamínico. A partir de ahora el simbionte me comerá a mí.

El arma de asalto me dará mal una vez que esté dentro del conducto de aire. No puedo dejarlo. Si lo ven aquí sabrán por dónde he ido. Si lo encuentran sabrán cómo los hacemos. Y eso es traición.

Bien. Dentro. Ahora, arriba.

Nota: entrada privada. Código: Renacimiento.


Entrada 22: hora de Ópalo; tercio medio; sección cuarta.

He consultado la medida de tiempo. No hace mucho que estoy dentro y me parecen temporadas enteras. Pierdo la concentración y mi juicio se ve afectado. Tener en cuenta para el momento de tomar futuras decisiones.

Lejos de las bocas a los corredores no hay luz. Confío en la eartres. Sigo el rastro de mendrugos de pan, como en el cuento.

Grabo mi diario porque en la oscuridad me siento solo. Grabo y escucho porque quiero oír una voz.

Nota para mí: borrar esta entrada.

Nota borrada. ¿Eliminar permanentemente?


Entrada 25: hora de Zafiro; tercio y sección desconocidas.

Medida de tiempo sin confirmar.

Me he sorprendido cantando. No es procedente. He usado el cuchillo para despejarme. Estoy mejor.

El conducto sólo me permite arrastrarme. Poco más de un codo de alto por otro de ancho. Cuadrado, construido de metal; por los remaches apostaría que por la compañía Ecbat, sólido, no hace ruido al moverme.

Situación: oscuridad a mi alrededor; por los recuerdos y el tacto en torno a mí, sigo en el conducto de aire. He perdido el rastro de la eartres. Pongo en mi dedo opatoma para que regrese. Huele mal, hace calor, tengo la boca pastosa. El aire está estancado. Deducción lógica: he bajado. O han cerrado y evacuado el búnker; aunque posible, poco factible.

¿Modo de proceder? El objetivo está claro: salir. El método no tanto. De hecho, si lo supiera no estaría grabando esta entrada.

Debo moverme, elegir la dirección no es tan sencillo. O sí. Bajaba, iba en un sentido. Doy la vuelta.

La armadura me estorba pero no me la quito. Sigo en territorio enemigo.

Nota: entrada privada. Código: Renacimiento.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

hola lectores del blog, me han cortado las alas a la hora de exponer mi humilde opinion sobre el nuevo capitulo, en un correo del señor cuentacuentos me ha puesto que no sea muy duro ya que el capitulo es de transicion, bueno, a mi no me lo ha parecido, me ha resultado mas emocionante que los anteriores con eso de que no encuentra escapatoria y se queda sin fuerzas.
ya tengo curiosidad de saber como el soldado sale de la situacion.
un saludo atento de parte de un angel sin alas
jose luis

Cuentacuentos dijo...

Vaya, gracias, Jose... creo.